viernes, 2 de diciembre de 2011

Judaísmo

El término judaísmo se refiere a la religión o creencias, la tradición y la cultura del pueblo judío. Es la más antigua de las tres religiones monoteístas más difundidas (junto con el cristianismo y el islam), conocidas también como «religiones del libro» o «abrahámicas», y la menor de ellas en número de fieles. Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos.
Otra de las características del judaísmo, que lo diferencia de las otras religiones monoteístas, radica en que se considera no sólo como una religión, sino también como unatradición y una cultura. Las otras religiones trascienden varias naciones y culturas, mientras que el judaísmo se considera la religión y la cultura de un pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse al pueblo judío ni adoptar su religión. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos separados, pero están estrechamente interrelacionados. La tradición y la cultura judía son muy diversas y heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos en las diferentes comunidades, y cada comunidad local incorporó elementos culturales de los distintos países en los que vivieron los judíos a partir de la dispersión.
Hoy día hay 13.300.000 seguidores del Judaísmo. También hay corrientes del judaísmo como:
Judaísmo ortodoxo, judaísmo reformista, judaísmo conservador, judaísmo reconstruccionista, judaísmo laico, judaísmo caraíta.



miércoles, 1 de junio de 2011

miércoles, 13 de abril de 2011

Colegio de Málaga

El Colegio Menor de San Ciriaco y Santa Paula, conocido generalmente por Colegio de Málaga, es uno de los centros educativos que integraron la antigua Universidad Cisneriana de Alcalá de Henares, y que en la actualidad acoge la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares.
El Colegio de Málaga fue fundado por Don Juan Alonso de Moscoso, obispo de Guadix, León y Málaga, en 1610. Éste había sido colegial de la Madre de Dios y catedrático de San Ildefonso. El nombre por el que es conocido popularmente se debe a que sus primeros estudiantes fueron doce estudiantes malagueños de Teología y cuatro de Cánones. La construcción se inició hacia 1623, quizá bajo la dirección de Juan Gómez de Mora, si bien el maestro de obras fue Sebastián de la Plaza. No fue finalizado completamente hasta casi finales de siglo, debido a dificultades financieras y diversos contenciosos con colegios colindantes, continuándose incluso durante el siglo XVIII.
Arquitectónicamente, destaca por su fachada, dos portadas con arcos de medio punto, y dos torreones con chapiteles de pizarra ornamentados con aguja, cruz, y bola. Una inscripción corre por las impostas recordando al fundador del Colegio, en
latín. Escudos heráldicos decoran profusamente fachada y torres.
En el interior destaca la escalera
estilo Imperio que divide los dos patios. En uno de ellos se encuentra una fuente barroca, concluida en 1765, por Miguel de Arteaga.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Colegio Mayor de San Ildefonso

El Colegio Mayor de San Ildefonso, en Alcalá de Henares, Madrid, fue fundado en 1499 por el Cardenal Cisneros, como origen de la Universidad de Alcalá de Henares.


Es el edificio principal y de mayor solera de la Universidad de Alcalá de Henares, antigua Universidad Cisneriana, y el más notable símbolo de la misma. Es una de las más importantes obras del Renacimiento español, y declarado Patrimonio de la Humanidad, junto con el resto del casco histórico de Alcalá de Henares.


El edificio fue comenzado a iniciativa del Cardenal Cisneros, en el trasfondo de la creación de la Universidad de Alcalá de Henares, con la idea de que sirviera a los propósitos reformadores del Cardenal, y mejorase la formación de los clérigos y hombres de Iglesia de la época. La primera piedra fue colocada el 14 de marzo de 1499, siguiendo el trazado diseñado por Pedro de Gumiel.Del conjunto, la Iglesia de San Ildefonso, cuya función era servir de Capilla al Colegio, fue terminada en 1510, y en ella se encuentran enterrados Francisco Vallés de Covarrubias y Elio Antonio de Nebrija, comenzando las obras del Paraninfo, hoy mundialmente célebre por ser, anualmente, lugar de entrega del Premio Cervantes, en 1516. Fueron Gutiérrez de Cárdenas y Pedro de Villarroel quienes realizaron las yeserías, y la carpintería corrió a cargo de Andrés de Zamora, Bartolomé Aguilar, Pedro Izquierdo y Hernando de Sahagún.
En torno al estilo del conjunto, han sido empleados diversos términos caracterizadores: "estilo Cisneros",
plateresco o "de transición". En las obras citadas, prevalece una mezcolanza de estilos, desde el gótico tardío al Renacimiento, pasando por elementos constructivos y ornamentales del mudejarismo, etc.
Se realizó asimismo un patio principal en ladrillo, que luego sería sustituido por el famoso Patio, hoy llamado de
Santo Tomás de Villanueva, obra ya realizada en el siglo XVII.
La fachada, es sin lugar a dudas, la más conocida y bella obra de
Rodrigo Gil de Hontañón, y fue iniciada en 1537, concluyéndose en 1553. Está diseñada en tres módulos desiguales en altura, con portada monumental y superposición de órdenes. Atlantes, alabarderos, y una gran galería superior con ventanas, obra, en gran medida, de Claudio de Arciniega, dan un característico aire clásico a la obra, si bien, sin seguir cánones o reglas vitrubianas, y con elementos góticos.
El patio mayor de Escuelas, también llamado de
Santo Tomás de Villanueva, fue iniciado, al demolerse el inicial de ladrillo, en 1617, con proyecto de Juan Gómez de Mora, y fue rematado en 1662, por José Sopeña. De tres pisos, friso y balaustrada, lleva el nombre de uno de los más notados alumnos complutenses, y primer Santo, salido de sus aulas. En la parte superior del mismo, aparecen las palabras latinas atribuidas por la tradición al Cardenal Cisneros, cuando el rey Fernando el Católico se burló de la pobreza del primer patio: Et luteam olim marmoream nunc, antes de barro, ahora de mármol.
Del antiguo patio de Filósofos, citado entre otros por
Quevedo en el Buscón, poco queda al haber sido empleado en el siglo XIX, para usos industriales tras el cierre de la Universidad.
A continuación, el Patio Trilingüe, que perteneció al Colegio de San Jerónimo, levantado entre 1564 y 1570, por
Pedro de la Cotera, que recibe este nombre por haber acogido a estudiantes de latín, griego y hebreo, es un característico espacio renacentista, en dos cuerpos, cuya balaustrada en gran medida, se ha perdido. Contiguo al Paraninfo, y a la Hostería del Estudiante, cierra el edificio por su parte meridional.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuaresma de Benedicto XVI

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.
El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.
Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.
2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.
El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.
El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.
La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

La Cuaresma

La cuaresma (latín: quadragésima, 'Cuadragésimo día (antes de la pascua)' )? es el periodo del tiempo litúrgico (calendario cristiano) destinado por la iglesia Católica Romana y la Iglesia ortodoxa, además de ciertas iglesias evangélicas, aunque con inicios y duraciones distintas, para la preparación de la fiesta de Pascua.

Es la preparacion para la Pascua La Preparacion es de 40 dias antes de la pascua.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

miércoles, 12 de enero de 2011

Jornada mundial de la paz

Como todos los años la Iglesia celebra el 1 de Enero, Fiesta de Santa María Madre de Dios, la Jornada Mundial de la Paz. A la paz hay que prepararla, la debemos conquistar, para ello es necesario tener certezas y encontrar testigos que vayan haciendo su camino. La paz no se impone, es fruto de la verdad, de la justicia y del amor. A ella se oponen los egoísmos, los deseos de dominio sobre el otro, la guerra, la muerte, el comercio de la droga, la ausencia de valores morales que rijan la conducta del hombre y de los estados, en esta lista podríamos extendernos desgraciadamente. Pablo VI, que inauguró hace 44 años esta Jornada, decía que se necesitan para alcanzar la paz en el mundo: “sobre todo armas morales, que den fuerza y prestigio al derecho internacional”. Es tarea del Derecho dar a cada uno lo que le corresponde, a nivel internacional es un escándalo asistir a situaciones que ofenden la dignidad del hombre.
Entre estas armas morales, Benedicto XVI propone para este año una que considera muy actual, frente a un estado de persecuciones, discriminaciones y actos de violencia e intolerancia religiosa en el mundo: “Libertad Religiosa, camino para la Paz”, nos dice. Lo religioso no es algo agregado exteriormente al hombre, sino que tiene sus raíces en lo profundo de su condición de ser espiritual y, por lo mismo, debe ser respetado y tutelado: “Negar o limitar de manera arbitraria esa libertad significa cultivar una visión restrictiva de la persona humana, oscurecer el papel público de la religión; significa generar una sociedad injusta que no se ajusta a la verdadera naturaleza de la persona humana”. Si bien lo religioso tiene en la intimidad del hombre un lugar sagrado y personal, su expresión es inherente a su dimensión relacional. Lo religioso se vive y se expresa socialmente formando comunidades que necesitan su ámbito propio de libertad y expresión. Hacer de lo religioso algo sólo de la intimidad, es desconocer la naturaleza social del hombre. En este mensaje advierte frente a un fanatismo religioso, como a una hostilidad contra los creyentes que compromete, afirma, la laicidad positiva de los Estados. No se ha de olvidar: “que el fundamentalismo religioso y el laicismo son formas especulares y extremas de rechazo del legítimo pluralismo y del principio de laicidad. En efecto, concluye, ambos absolutizan una visión reducida y parcial de la persona humana, favoreciendo, en el primer caso, formas de integrismo religioso y, en el segundo, de racionalismo”. La libertad religiosa y el respeto por su expresión pública es signo de una sociedad que reconoce la dimensión espiritual del hombre. Creo que esta fundamentación doctrinal es un llamado claro del Santo Padre frente a los ataques y discriminación que sufre hoy la vida religiosa en general incluido, en algunos casos, el cristianismo como el catolicismo. Dios, además de ser la garantía de la dignidad del hombre, es fuente de razón y justicia en la vida de la sociedad.