Restos de judíos, islámicos y cristianos de Alcalá
1.Alcalá medieval cristiana.
A partir del siglo XII aparece claramente definida la existencia de dos núcleos diferenciados de población. Documentos de la época se refieren al castillo en los siguientes términos: "castrum quoque Alkalá", y al burgo: "ecclesiam sanctorum Iusti e Pastoris".
Alcalá permanece en esta época bajo jurisdicción real. El 10 de febrero de 1129 el rey Alfonso VII y su esposa Berenguela donan a los prelados toledanos, en pago a los servicios prestados a la corona por la Iglesia de Toledo durante la Reconquista, la ciudad de Alcalá.
Seis años después, el arzobispo Raimundo le otorgaría el llamado Fuero Viejo de Alcalá con el fin de promover la repoblación del territorio.
2.La comunidad musulmana.
En 1129 Alfonso VII y doña Berenguela hacen donación de Alcalá y su tierra al arzobispo de Toledo, don Bernardo. Este privilegio supone la fundación del señorío prelaticio sobre el territorio alcalaíno, origen de la ciudad de Alcalá.
A partir de este momento la zona se pacifica y la población torna al llano de forma masiva, la fortaleza sufre un declive inexorable, esto trae consigo la nueva situación de los musulmanes: situación de dependencia bajo el dominio cristiano.
¿Cómo vivían en esta nueva situación? La legislación foral los considera como ciudadanos de tercera categoría, incluso por debajo de los judíos, aunque la monarquía era garante de su seguridad. El rey nombraba sus alcaldes y justicias, pero los litigios con los cristianos se dirimían según la legislación foral.
3.La comunidad judía
Es difícil situar la llegada de los judíos a Alcalá. Es posible que ya en época romana ya hubiera judíos por estas tierras.
Según el padrón de Huete se puede situar la población de judíos en Alcalá entre seiscientos y setecientos. A lo largo del siglo XV la población va a disminuir progresivamente hasta su expulsión por los Reyes Católicos en 1492.
Esta población en la Edad Media era mayor que la Morería y sensiblemente inferior al caserío cristiano. En cuanto a sus ocupaciones fueron múltiples y diversas: artesanos, mercaderes de especias, médicos, encuadernadores, prestamistas, arrendatarios, recaudadores de impuestos, zapateros, pellejeros, traperos...
La calle Mayor, la que habitaban en casi su totalidad, se convirtió en la principal vía de la ciudad dado a su situación y a la actividad económica de la comunidad judía.
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